Carlos Sánchez Mato
El Banco Financiero y de Ahorros necesita capital de forma imperiosa. Dada su incapacidad para captarlo en los mercados, ha optado por convertir parte de la deuda que tiene en su balance en capital. Según el hecho relevante publicado el 15 de febrero de 2012, canjeará hasta un importe de 1.277 millones de euros a poseedores de preferentes y deuda subordinada por acciones de su filial Bankia. En síntesis, se trata de mitigar los gravísimos problemas de BFA (el “banco malo”) pasándole parte de esos pasivos a los que no puede hacer frente a su filial Bankia para convertirlos en capital.
En
definitiva, empieza un nuevo capítulo en el inevitable naufragio del Banco
Financiero y de Ahorros aderezado con los mismos ingredientes que los anteriores:
Directivos negligentes que intentan solucionar el déficit de capital utilizando
maniobras propias de trileros, auditores (Deloitte) que certifican cuentas en
las que se disimulan agujeros económicos de miles de millones de euros y entidades
supervisoras (Banco de España y Comisión Nacional del Mercado de Valores) que
no cumplen con su labor de velar por ahorradores e inversores.
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