COMUNICADO
PLATAFORMA POR LA NACIONALIZACIÓN DE LAS CAJAS DE AHORRO
Y POR UNA BANCA PÚBLICA
No a la privatización de las cajas y bancos nacionalizados
Deben ser la primera pieza de una banca pública, gestionada en beneficio de todos, de forma democrática y transparente.
Hay que decirlo alto y fuerte: La
privatización de las entidades bancarias nacionalizadas (Bankia,
Novagalicia Banco y Catalunya Caixa) es lisa y llanamente un robo.
Llamamos a todas las entidades sindicales, sociales y políticas de la
izquierda a movilizarse con todos los medios a su alcance para
denunciarlo y exigir la creación de una banca pública. Para evitar su
quiebra, el Estado ya ha puesto 112.513 millones de euros en ayudas de
todo tipo (43.529 millones de euros en capital, 34.733 millones de euros
en adquisición de activos y 34.251 millones de euros en avales a
emisiones de deuda). A eso hay que añadir los préstamos que estas
entidades han contraído con el Banco Central Europeo (98.972 millones de
euros) del que el Estado es último garante.
Ahora
pretenden vender Catalunya Caixa y Novagalicia Banco ¿Qué esperan sacar
por ellas? El Santander ofreció quedarse con Catalunya Caixa por un
euro, a cambio de que el Estado pusiera entre 2.000 y 3.000 millones de
euros más de capital, y se quedase con los 3.000 millones en créditos de
baja calidad de la entidad: unos 5.000 ó 6.000 millones más públicos
que se sumarían a los ya aportados.
No
es la primera vez que lo hacen. Un euro pagaron el Sabadell, BBVA y
Caixa por la CAM, Banco Gallego, UNNIM y Banco de Valencia. Todas estas
entidades fueron entregadas después de ser saneadas con dinero y garantías públicas contra futuras pérdidas.
El
Estado, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria
(FROB), ha declarado que espera lograr 900 millones de euros. Como
vemos, en cualquier caso no se resarcirá al Estado por dinero invertido y
será un regalo a la entidad financiera privada que lo compre, la cual
aumentará el volumen de depósitos que controlará y ampliará su capital,
mejorando su propia situación financiera sin arriesgar nada.
En
resumen, las entidades nacionalizadas, una vez saneadas con dinero
público, se regalan a los bancos privados para ayudarles a sanear sus
propias cuentas. Todo el sistema financiero estaría en quiebra si no
fuera por las ayudas públicas, que a finales de 2012 alcanzaron los
269.609 millones de euros, a las que hay que sumar préstamos del BCE por
371.140 millones de euros. El sistema bancario español ha precisado en
total de 640.749 millones de ayudas públicas sin que haya resuelto su
problema de solvencia.
Las
cajas de ahorro sólo han sido convertidas en cabeza de turco para
ocultar esa realidad y sanear al conjunto del sistema. Beneficios
millonarios para una minoría durante los años del auge económico,
pérdidas ahora para la mayoría: desahucios, despidos, estafas como las
preferentes y recortes del gasto público. El erario público se hipoteca
asumiendo las pérdidas de las entidades financieras y recorta el gasto
social. Y es que el volumen de pérdidas acumuladas por los bancos es tan
grande que las Administraciones Públicas quedarán hipotecadas a
perpetuidad para pagarlas.
La política de recortes sociales y derechos laborales, y la reforma del sector financiero, son dos caras de una misma moneda.
Están haciéndonos pagar, sobre todo a los trabajadores, los platos
rotos de su sistema, el capitalista. En conjunto, se está produciendo
una brutal transferencia de renta de los asalariados y capas más
humildes de la sociedad a las más ricas, con un crecimiento drástico de
las desigualdades.
Por
eso decimos que están usando el dinero público para salvar a los
banqueros, no a los bancos. Los grandes accionistas de los bancos son
tan poderosos porque dominan el ahorro de la sociedad. Y ahí está el quid de la cuestión. No se puede dejar en manos privadas la gestión de los ahorros
porque, en una sociedad capitalista como la que vivimos, las empresas
compiten entre ellas por el máximo beneficio. Con su carrera
desenfrenada de creación de dinero, ponen en riesgo los ahorros de todos. Las medidas adoptadas durante esta crisis solo agravarán la situación. La
concentración de entidades bancarias pagada y estimulada con dinero
público sólo servirá para garantizar nuevas crisis y burbujas y de más
gravedad.
La única solución real es que el sector financiero sea público y controlado democráticamente,
que es lo que faltó en las Cajas de Ahorros. Y que nuestros ahorros se
empleen de forma transparente y racional y con criterios de eficiencia
social y medioambiental además de económica, en beneficio del progreso
de toda la sociedad y no para el lucro de una minoría.
El
primer paso que exigimos es que no se privatice ninguna de las
entidades nacionalizadas, sino que se las convierta en el primer pilar
de una banca pública. Es la única manera de no arrojar por la borda la
enorme cantidad de dinero público ya empleado en sanearlas, y poner los
ahorros depositados al servicio de las necesidades sociales.
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