Carlos Sánchez Mato
La insostenible evolución de la deuda externa
En las últimas
semanas, el Gobierno ha lanzado mensajes optimistas en relación a la mejora de
las condiciones de financiación de la economía española. El resultado del clima
más positivo aleja, según estas fuentes, la necesidad de un rescate por parte
de la Unión Europea.
No deja de ser una
cortina de humo (una más) lanzada por las terminales mediáticas afines: El
proceso de rescate financiero ya comenzó hace tiempo y los datos de la
evolución del endeudamiento externo no hacen sino reafirmar esta tesis.
Durante la última
década, España ha recurrido de manera generalizada a la financiación externa
para solventar el déficit de ahorro interno y de la balanza comercial. Fueron los agentes privados los que
incrementaron brutalmente su endeudamiento fuera de nuestras fronteras en el
período 2002-2007, hasta el punto que el 99,2% de los más de 888 mil millones
de euros de incremento de deuda externa bruta es atribuible a ellos. Cuando
estalla la crisis económica en 2007, instituciones financieras y empresas, que
fueron los que recurrieron sustancialmente a estos recursos, se vieron
imposibilitados de acceder a los mismos, se produjo el colapso de los deudores.
El shock del sector privado ha sido paliado con la intervención del Banco Central
Europeo que ha sustituido los flujos que antes captaban en los mercados
financieros.
En la siguiente etapa se produce una
clara ralentización del crecimiento de la deuda externa bruta. Aún así, de 2007 a septiembre de 2012 se ha incrementado en
más de 186 mil millones de euros hasta alcanzar la estratosférica cifra de 1,75
billones de euros (165% del PIB). Ahora bien, ha habido un cambio sustancial en
cuanto a su composición. El colapso del acceso a los mercados de crédito por
parte del sector privado, fundamentalmente de las entidades bancarias, ha
modificado el mapa de la deuda externa bruta de la economía española. El sector
financiero ha compensado sus enormes
necesidades de liquidez con fuertes apelaciones
al Banco Central Europeo (BCE) realizadas a través del Banco de España[1]. Eso ha supuesto un incremento de más 396 mil
millones de euros hasta el mes de septiembre de 2012 lo que muestra la
imposibilidad actual de obtener financiación ajena a la proporcionada por el
sistema de supervisión público. El
proceso ha ido acompañado de un importante proceso de desendeudamiento de
familias y empresas (casi 117 mil millones de euros).
Si analizamos de forma conjunta el
período que va de 2002 a septiembre de
2012, se aprecia que el crecimiento de 1,075 billones de endeudamiento externo
en el que ha incurrido la economía española se explica fundamentalmente por la
actuación de los agentes privados. Si encuadramos el crecimiento de la deuda
del Banco de España en el ámbito de las entidades financieras privadas que son
las beneficiarias de la misma, tendríamos que más del 95% del incremento se
debe a entidades financieras y otros sectores residentes[2].
Es una evidencia que el rescate ya se ha producido.
Pero no se ha rescatado a las familias endeudadas con hipotecas sobre activos
sobrevalorados y con rentas salariales (las que todavía disponen de ellas) en
descenso continuo. La operación ha consistido en el salvamento parcial de los
acreedores privados por parte del Banco de España que se subroga en la deuda
que las entidades financieras han contraído con el Banco Central Europeo hasta
acumular el 22,88% de la deuda externa bruta total.
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