Cambio de sistema

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viernes, 4 de enero de 2013

REGALO DE REYES PARA CAIXA


Carlos Sánchez Mato

¿A quién le amarga un regalo de 4 mil millones de euros? Ese es el obsequio que se ha encontrado Caixa con la adjudicación del Banco de Valencia en la peculiar subasta celebrada por el Estado. Con esta operación de venta se ha consumado un escandaloso expolio de fondos públicos justificado con el argumento de que el coste para el erario público será infinitamente menor que la factura que finalmente pagarían los ciudadanos si se dejara caer a la arruinada entidad.  ¿Era más barato para el Estado actuar de esa forma y, sobre todo, era la única alternativa?
Está claro que no.
Es verdad que no actuar inyectando fondos en Banco de Valencia sería tremendamente oneroso para el Estado. El proceso de sustitución de acreedores que se adoptó hace dos años hace que el volumen de pasivo soportado de hecho por el Estado sea ya enorme. Más de 21 mil millones de euros nos costaría a todos no intervenir. Optar por la liquidación implica un enorme quebranto para las arcas públicas a corto plazo dado que los acreedores privados ya han sido salvados en su mayor parte. Los activos sanos de Banco de Valencia serían líquidos a medio y largo plazo. Sin embargo, los depósitos y los avales a las emisiones de deuda serían exigidos de manera inmediata.
Sin embargo, entre la no intervención que supondría una quiebra inmediata del Banco de Valencia y la inyección de fondos públicos adicionales para sanearla y regalarla posteriormente a una entidad bancaria privada hay un abismo.
Ese es el engaño fundamental de esta operación: Había otra solución que consiste en gestionar adecuadamente el banco dentro del perímetro de una banca pública orientada a la obtención de una rentabilidad económica para el Estado y social para los ciudadanos. El coste de esta operación hubiera sido claramente inferior al soportado en la transmisión a Caixabank.
Sin embargo, se ha optado por elegir una salida para el Banco de Valencia que supone hacer un maravilloso regalo a Caixabank con dinero público. Eso sí,  después de socializar las pérdidas con cargo a los Presupuestos Generales del Estado (7 mil millones de euros adicionales a los ya enterrados en la filial del Banco Financiero y de Ahorros). 
La operación de venta de Banco de Valencia culmina una desastrosa gestión de la quiebra de una entidad financiera de reducidísimo tamaño para el sistema bancario español al que se habrán dado ayudas públicas cercanas a los 18 mil millones de euros, cifra superior a los recortes realizados en Sanidad y Educación en el conjunto del Estado de 2010 a 2013.

Y esto no ha hecho más que empezar…




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