Editorial
Hemos entrado en época electoral. Muestra de ello es la reunión que los ministros de Economía y Finanzas de la UE (ECOFIN) han mantenido en Atenas la semana que termina. Se ha presentado como muestra de la esperanzadora recuperación europea, sin una apreciable autocrítica de las políticas seguidas. Nos hemos enterado de que el resultado de las devastadoras medidas para la población griega en los últimos cuatro años ha sido preparar al país para el siguiente ciclo del rescate. ¡Temblemos los griegos y demás ciudadanos de la UE!. Otro tanto es previsible para las “soluciones mágicas” empleadas contra la crisis financiera y de deuda externa en otras economías, incluida la española.
La desdichada política de austeridad puede tener un respiro electoral (cualquier cosa es buena para extraer votos), pero volverá. Incluso el Sr. de Guindos nos explicó un acuerdo para comenzar la aplicación de una versión cicatera e insuficiente del Impuesto de Transacciones Financieras (ITF), acuerdo que no ha existido para las delegaciones de otros países.
En suma, juegan con nuestras ilusiones de cambio de políticas económicas y sociales europeas, con una irresponsabilidad que sólo demuestra, una vez más, su desprecio por la ciudadanía.
La Marcha de la Dignidad nos trae dos artículos esta semana. Uno de descripción general, de Xavier Caño, y un comunicado del equipo jurídico de la marcha que analiza las actuaciones de las autoridades en el proceso.
Un excelente artículo de Vicenç Navarro reflexiona sobre las causas del incremento de la desigualdad. Otro artículo describe los resultados prácticos de la financiarización de la economía en sectores tan básicos como las materias primas y los alimentos.
En una entrevista a Daniel Raventós se presentan de nuevo los conceptos de Renta Básica Ciudadana, así como la viabilidad de su aplicación en el contexto actual.
En una conferencia organizada por el sindicato ELA, Susan George explicó las implicaciones del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) entre los EEUU y la Unión Europea, que se negocia con absoluta opacidad para los ciudadanos, dirigido por los intereses de las grandes empresas.
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