Cambio de sistema

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lunes, 12 de septiembre de 2011

BFA-BANKIA: ¿QUÉ HAY DETRÁS DEL DISCURSO OFICIAL?

Carlos Sánchez Mato


Tres meses se cumplen de la salida a Bolsa de Bankia calificada como un gran
éxito del sistema financiero español. Analizando el proceso con una cierta
perspectiva se pone de manifiesto que el maquillaje realizado no ha
conseguido más que camuflar los problemas que aquejan al Banco Financiero y
de Ahorros y en modo alguno, solucionarlos.

El 3 de diciembre de 2010, Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caja de
Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja aportaron todos sus activos
y pasivos al Banco Financiero y de Ahorros (BFA) conservando a partir de esa
fecha reducidos activos y pasivos ligados a sus respectivas obras sociales.
Aunque en los estados financieros de 2010 se publicaron beneficios en ese
ejercicio de 440 millones de euros, se cargaron directamente contra reservas
deterioros patrimoniales superiores a los 9.200 millones de euros. Eso no
fue óbice para que los "brillantes" gestores de ese fracaso colectivo
pertenecientes a las cajas de ahorro participantes en el proyecto, se
aseguraran relevantes puestos en el nuevo organigrama directivo. A
continuación se realizó la segregación de BFA de los activos menos
deteriorados para constituir un banco "bueno", Bankia, en el que dar entrada
a inversores privados que aportaran el déficit de capital existente en la
entidad. Bankia se vendió en el mercadillo de ocasión bursátil con una
valoración de 3.400 millones de euros cuando la que tenía según su
contabilidad para el único propietario hasta ese momento (BFA) era de 12 mil
millones de euros (más de un 70% de rebaja). O bien los gestores han
dilapidado y malvendido la entidad o los estados financieros de la misma no
son "la imagen fiel del patrimonio" como rubrica su consejo de
administración y certifican sus auditores. No es fácil determinar cuál de
las dos opciones es más escandalosa y, por qué no decirlo, incluso
delictiva.

Ante todo lo anterior tenemos algo que decir como ciudadanos. En primer
lugar porque el proceso ha sido apuntalado por el Estado con dinero público
en forma de participaciones preferentes convertibles (4.465 millones de
euros), avalando sus emisiones de deuda (9.447 millones de euros) y
comprando activos que no tenían fácil salida (3.322 millones de euros). Si
añadimos el endeudamiento en condiciones ventajosas otorgado por el Banco
Central Europeo que ha superado en 2011 los 14 mil millones de euros, es
evidente que el Banco Financiero y de Ahorros y su filial Bankia se
sostienen únicamente gracias al apoyo estatal. Sin embargo, en su Consejo de
Administración no se sienta ningún representante de los ciudadanos para
velar por el buen fin de "su inversión". En segundo lugar porque la
estrategia seguida consistente en "ganar tiempo" no resolverá los problemas
de solvencia de BFA que son similares a los del resto de entidades
financieras de nuestro país (bancos y cajas). Los más de 3 mil millones de
euros obtenidos en la Oferta Pública de Suscripción serán claramente
insuficientes ante la disminución del negocio tradicional por la actual
situación de crisis, los enormes costes de integración, el gasto financiero
elevadísimo del auxilio que le ha prestado el FROB y la insuficiente
dotación de provisiones para insolvencias y por depreciación de la cartera
de deuda pública soberana. Por si eso fuera poco, en 2012 y 2013 soportará
vencimientos de deuda de casi 24 mil millones de euros en un escenario de
mercados cerrados.

No hay otra solución para BFA-Bankia que la conversión en capital de las
participaciones preferentes suscritas por el FROB y la actuación responsable
del Estado desde la propiedad con vocación de permanencia.

La banca pública no es una de las opciones posibles para resolver la actual
crisis. Es la única solución porque es imposible la movilización de fondos
privados en la cuantía necesaria para recapitalizar las entidades
financieras españolas. Hace falta el coraje político y la visión a largo
plazo necesarios para abordar la reconversión del sector, sanear sus
balances, administrar el stock de viviendas adjudicadas de forma socialmente
responsable y cumplir el objetivo primordial de su existencia: canalizar el
ahorro hacia la inversión sin alimentar burbujas especulativas que
únicamente conducen a ilusorias y temporales mejoras de bienestar.
Pero quizá es pedir demasiado a un Gobierno y a un supervisor como el Banco
de España cuyas actuaciones frente a la debacle provocada por el sector
financiero han sido semejantes a la de privilegiados espectadores.

"Lo peor de lo peor" decía el Gobernador del Banco de España refiriéndose a
la CAM. Yo le diría al señor Fernández Ordóñez que lo peor está todavía por
venir.

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https://www.dropbox.com/s/lh8tudi23d5yajs/Informe%20sobre%20Banco%20Financiero%20y%20de%20Ahorros.pdf