Cambio de sistema

Cambio de sistema

miércoles, 9 de enero de 2013

¿Dónde debe invertir el Fondo de Reserva de la Seguridad Social?



Carlos Sánchez Mato


El Walt Street Journal ha publicado una noticia el pasado día 3 de enero en el que alerta que "España ha estado vaciando sigilosamente, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que ha usado como comprador de última instancia de los bonos del gobierno, una operación que plantea dudas sobre el papel del fondo como garante de las futuras pensiones. La maniobra, que ha pasado casi desapercibida, está por concluir ya que queda muy poco dinero disponible. Al menos 90% del fondo de 65.000 millones de euros,  han sido invertidos en deuda española". 
De este aparentemente alarmante aviso se han hecho eco diversos medios escritos en nuestro país y parece conveniente realizar algunas aclaraciones al mismo.

El Fondo de Reserva de la Seguridad Social que empezó a dotarse en tiempos de Aznar se ha nutrido con los excedentes anuales de dinero que ha tenido el sistema en los años pasados. La cifra actual del mismo es de unos 65 mil millones de euros después de la retirada de algo más de 3 mil millones de euros en el mes de septiembre por la delicadísima situación de la tesorería de la Seguridad Social. Con la disponibilidad del Fondo habría para pagar poco más de 6 meses del gasto del Estado en pensiones. Es decir, eso no supone (aunque sea una cantidad de dinero enorme) ninguna garantía para los pensionistas. La única garantía para los actuales beneficiarios del sistema y para los que en el futuro lo podamos ser consiste en el mantenimiento de un sistema basado en la solidaridad. Y solo será sostenible con un número mayor de cotizantes. Todas las actuaciones del actual Gobierno van en contra de la estabilidad del sistema: Más parados y trabajadores con menores salarios y bases de cotización como consecuencia de una reforma laboral que agudizará la situación de liquidez del sistema de pensiones. Responsabilizar de la quiebra del mismo únicamente a la pirámide poblacional cuando la pensión media supera ligeramente los 800 euros es una simplificación absurda.

¿Cómo se gestiona el Fondo de Reserva de la Seguridad Social?. Está establecido por ley que con ese dinero se invierta en instrumentos de renta fija (es decir, de poco riesgo) para obtener una rentabilidad dentro de la mayor seguridad posible. La ley establecía que solamente se podía invertir en bonos con la máxima calificación de las agencias de rating (AAA). Como todos sabemos, eso no es garantía de solvencia. De hecho, Lehman Brothers el día antes de su quiebra era AAA. Lo que ha hecho el Gobierno anterior y el actual ha continuado con idéntica política, es modificar la ley para poder seguir invirtiendo en la deuda pública española aun cuando ésta ha perdido la máxima calificación. De hecho, más del 90% del fondo está invertido en deuda pública española y eso es lo que critica el artículo.
¿Dónde se debe invertir la reserva del fondo de la Seguridad Social? ¿Hubiera sido mejor que se inviertiera en deuda pública alemana que no paga casi intereses y al mismo tiempo tener que pagar rentabilidades astronómicas a otros inversores que compren títulos de deuda española?. En la primera legislatura de Zapatero se lanzó el globo sonda de que, para obtener mayor rentabilidad, al fondo de reserva se le debiera permitir invertir en renta variable. Afortunadamente no se llegó a hacer porque sino se lo habrían fundido con la caída bursatil... Eso sería especular con el dinero de las pensiones y es lo que ya hacen los fondos de pensiones privados. Así les va (todos con rentabilidades negativas en los últimos 6 años). En todo caso, invertir en las necesidades de financiación del Estado con el ahorro excedentario de la Seguridad Social es lo correcto.
Otra cosa es que sea discutible el gasto que se financia dado que parte sustancial del endeudamiento adicional se ha destinado, por ejemplo, al salvamento del sistema bancario a costa de recortes sociales.
Por otro lado, el artículo genera dudas sobre la decisión de invertir en deuda pública de un país que puede tener dificultades graves para hacer frente a sus préstamos en el futuro. La realidad es que la deuda española es impagable. Más de 4,2 billones de euros de los cuales menos de un billón es deuda pública. Antes o después habrá que hacer una quita de deuda pública y de deuda privada. Pero la quita a realizar en la deuda pública tendría que tener en cuenta que una décima parte de los títulos de deuda de la Administración Central está en manos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Haríamos mal negocio haciéndonos una quita a nosotros mismos...
Esa necesaria y profunda reestructuración de la deuda que denominamos "rescate" se producirá antes o después. La clase trabajadora es la que está asumiendo el salvamento de las élites económicas responsables del porcentaje mayor de endeudamiento dado que han trasladado hacia el conjunto la responsabilidad de afrontar la quiebra.  De momento nos están dando hasta en el carnet de identidad... Más adelante, ¿Quién sabe?. Dependerá de la correlación de fuerzas.
En todo caso, si lo que se produce es una quiebra incontrolada del Estado (no han dejado que pase en Grecia, no es verosímil que eso ocurra en España), lo de menos sería el hecho de tener 6 meses de pensiones invertidos en oro, platino o deuda pública alemana...
Tenemos muchas cosas para criticar a los sirvenguenzas que nos gobiernan y a los anteriores. Pero ésta no es una de ellas.

martes, 8 de enero de 2013

¿Para qué pedir el rescate?



Carlos Sánchez Mato
La insostenible evolución de la deuda externa

En las últimas semanas, el Gobierno ha lanzado mensajes optimistas en relación a la mejora de las condiciones de financiación de la economía española. El resultado del clima más positivo aleja, según estas fuentes, la necesidad de un rescate por parte de la Unión Europea.
No deja de ser una cortina de humo (una más) lanzada por las terminales mediáticas afines: El proceso de rescate financiero ya comenzó hace tiempo y los datos de la evolución del endeudamiento externo no hacen sino reafirmar esta tesis.

Durante la última década, España ha recurrido de manera generalizada a la financiación externa para solventar el déficit de ahorro interno y de la balanza comercial.  Fueron los agentes privados los que incrementaron brutalmente su endeudamiento fuera de nuestras fronteras en el período 2002-2007, hasta el punto que el 99,2% de los más de 888 mil millones de euros de incremento de deuda externa bruta es atribuible a ellos. Cuando estalla la crisis económica en 2007, instituciones financieras y empresas, que fueron los que recurrieron sustancialmente a estos recursos, se vieron imposibilitados de acceder a los mismos, se produjo el colapso de los deudores. El shock del sector privado ha sido paliado con la intervención del Banco Central Europeo que ha sustituido los flujos que antes captaban en los mercados financieros.
En la siguiente etapa se produce una clara ralentización del crecimiento de la deuda externa bruta. Aún así, de 2007 a septiembre de 2012 se ha incrementado en más de 186 mil millones de euros hasta alcanzar la estratosférica cifra de 1,75 billones de euros (165% del PIB). Ahora bien, ha habido un cambio sustancial en cuanto a su composición. El colapso del acceso a los mercados de crédito por parte del sector privado, fundamentalmente de las entidades bancarias, ha modificado el mapa de la deuda externa bruta de la economía española. El sector financiero ha compensado sus enormes necesidades de liquidez con fuertes apelaciones al Banco Central Europeo (BCE) realizadas a través del Banco de España[1].  Eso ha supuesto un incremento de más 396 mil millones de euros hasta el mes de septiembre de 2012 lo que muestra la imposibilidad actual de obtener financiación ajena a la proporcionada por el sistema de supervisión público.  El proceso ha ido acompañado de un importante proceso de desendeudamiento de familias y empresas (casi 117 mil millones de euros).
Si analizamos de forma conjunta el período que va de 2002 a septiembre de 2012, se aprecia que el crecimiento de 1,075 billones de endeudamiento externo en el que ha incurrido la economía española se explica fundamentalmente por la actuación de los agentes privados. Si encuadramos el crecimiento de la deuda del Banco de España en el ámbito de las entidades financieras privadas que son las beneficiarias de la misma, tendríamos que más del 95% del incremento se debe a entidades financieras y otros sectores residentes[2].
Es una evidencia que el rescate ya se ha producido. Pero no se ha rescatado a las familias endeudadas con hipotecas sobre activos sobrevalorados y con rentas salariales (las que todavía disponen de ellas) en descenso continuo. La operación ha consistido en el salvamento parcial de los acreedores privados por parte del Banco de España que se subroga en la deuda que las entidades financieras han contraído con el Banco Central Europeo hasta acumular el 22,88% de la deuda externa bruta total.

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[1] Ese dinero lo deben, en realidad, las entidades financieras, pero aparece en el balance del banco central. 
[2] Fundamentalmente grandes empresas que son las que tienen capacidad de endeudarse con inversores extranjeros.

viernes, 4 de enero de 2013

REGALO DE REYES PARA CAIXA


Carlos Sánchez Mato

¿A quién le amarga un regalo de 4 mil millones de euros? Ese es el obsequio que se ha encontrado Caixa con la adjudicación del Banco de Valencia en la peculiar subasta celebrada por el Estado. Con esta operación de venta se ha consumado un escandaloso expolio de fondos públicos justificado con el argumento de que el coste para el erario público será infinitamente menor que la factura que finalmente pagarían los ciudadanos si se dejara caer a la arruinada entidad.  ¿Era más barato para el Estado actuar de esa forma y, sobre todo, era la única alternativa?
Está claro que no.
Es verdad que no actuar inyectando fondos en Banco de Valencia sería tremendamente oneroso para el Estado. El proceso de sustitución de acreedores que se adoptó hace dos años hace que el volumen de pasivo soportado de hecho por el Estado sea ya enorme. Más de 21 mil millones de euros nos costaría a todos no intervenir. Optar por la liquidación implica un enorme quebranto para las arcas públicas a corto plazo dado que los acreedores privados ya han sido salvados en su mayor parte. Los activos sanos de Banco de Valencia serían líquidos a medio y largo plazo. Sin embargo, los depósitos y los avales a las emisiones de deuda serían exigidos de manera inmediata.
Sin embargo, entre la no intervención que supondría una quiebra inmediata del Banco de Valencia y la inyección de fondos públicos adicionales para sanearla y regalarla posteriormente a una entidad bancaria privada hay un abismo.
Ese es el engaño fundamental de esta operación: Había otra solución que consiste en gestionar adecuadamente el banco dentro del perímetro de una banca pública orientada a la obtención de una rentabilidad económica para el Estado y social para los ciudadanos. El coste de esta operación hubiera sido claramente inferior al soportado en la transmisión a Caixabank.
Sin embargo, se ha optado por elegir una salida para el Banco de Valencia que supone hacer un maravilloso regalo a Caixabank con dinero público. Eso sí,  después de socializar las pérdidas con cargo a los Presupuestos Generales del Estado (7 mil millones de euros adicionales a los ya enterrados en la filial del Banco Financiero y de Ahorros). 
La operación de venta de Banco de Valencia culmina una desastrosa gestión de la quiebra de una entidad financiera de reducidísimo tamaño para el sistema bancario español al que se habrán dado ayudas públicas cercanas a los 18 mil millones de euros, cifra superior a los recortes realizados en Sanidad y Educación en el conjunto del Estado de 2010 a 2013.

Y esto no ha hecho más que empezar…