Cambio de sistema

Cambio de sistema

lunes, 31 de marzo de 2014

Ahora les parece peligroso que haya entidades cada vez más grandes


En un ejercicio de cinismo que causa verguenza ajena, el Fondo
Monetario Internacional acaba de publicar un informe en el que considera
que el riesgo sistémico de los grandes bancos es más elevado ahora que
antes de la crisis. Se incentivó la concentración y ahora el peligro
para todos es mayor...


DIARIO EL PAÍS

Sandro Pozzi Nueva York 31 MAR 2014 - 15:36 CET6

El FMI apoya un impuesto para cubrir el coste de futuros rescates
El organismo recomienda limitar el tamaño de los grandes bancos para
reducir riesgos


El Fondo Monetario Internacional cree que las reformas adoptadas tras
el colapso financiero contribuyeron a reducir el "apoyo público
implícito" a los grandes bancos. Sin embargo, advierte de que la
probabilidad de que las entidades sistémicas sean rescatadas es alta.
Por eso, insta a los gobiernos a "acabar" con su ventaja competitiva,
llama a proteger al contribuyente y anima a promover la estabilidad
financiera. Con estos objetivos, el organismo apoya la creación de una
tasa que permita recuperar los costes de un eventual rescate y, además,
que se limite el tamaño de los grandes bancos.

El principio de demasiado grande para quebrar sigue vivo. Eso implica
que las entidades que son vitales para la economía y el sistema
financiero pueden seguir asumiendo mayores riesgos que los más
pequeños, porque dan por hecho que no se les quitará la red de
seguridad. Eso, indica el estudio del Fondo sobre los subsidios a la
gran banca, eleva el riesgo sistémico. Se estima la protección
pública implícita en 590.000 millones de dólares.

Los gobiernos intervinieron tras el derrumbe en 2008 de Lehman Brothers
proporcionando liquidez en masa a las entidades en dificultades con el
argumento de que era necesario para salvaguardar la estabilidad
financiera. Pero esta especie de seguro a la gran banca, señalan los
analistas del Fondo, crea una "distorsión de la competencia",
favorece la "toma excesiva" de riesgos y tiene un coste
"ruinoso" para el contribuyente.

Se esperaba que la crisis hubiera servido para romper con este
principio. Sin embargo, se dio un incentivo para que los grandes bancos
crecieran más y el respaldo a las fusiones provocó que el sector
bancario se haya concentrado aún más en muchos países. La expectativa
del rescate también provoca que los acreedores presten menos atención
al comportamiento de los grandes bancos.

Parafraseando a Ben Bernanke, el organismo recuerda en el informe que
presentará la próxima semana en la reunión de primavera que "el
demasiado grande para quebrar fue un elemento mayor de la fuente de la
crisis" y que no se será efectivo en la respuesta de la próxima
"si no se corrige". El proceso de ajuste tanto de los mercados como
por parte de las firmas financieras está en marcha.

El FMI cree que gracias a las reformas, a la limpieza de los balances y
a los nuevos requisitos de capital, el problema del demasiado grande
para quebrar está "contenido". Pero como indica Gaston Gelos,
responsable del estudio, se progresa con lentitud y los resultados
están siendo desiguales e insiste en que "la expectativa de recibir
apoyo público —a bajo coste— si surgen problemas es un subsidio
implícito".

Apoyo implícito
El apoyo público estimado para los bancos sistémicos disminuyó
"notablemente" en Estados Unidos, Reino Unido y Japón. No es el
caso de la zona euro, donde "siguen siendo sustanciales" debido al
diferente ritmo con que se han saneado los balances y por las
divergencias a la hora de abordar el problema de las instituciones
demasiado importantes para quebrar.

Y aunque hay una mayor determinación por parte de las autoridades
reguladoras de acabar con el demasiado grande para quebrar, el subsidio
implícito sigue ahí. En el caso de EE UU se estima en unos 70.000
millones de dólares, de acuerdo con los cálculos del FMI para los
años 2011 y 2012, cuando empezó a aplicarse la reforma Dodd-Frank.
Cantidad que se eleva a hasta 110.000 millones para Japón y se triplica
a 300.000 millones para las entidades de la moneda única.

Como señala el informe, "no todas las medidas de política han
concluido o se han aplicado todavía". Por eso, pide que se afiancen
las reformas. En este proceso aboga por incrementar "los requisitos de
capital para los grandes bancos sistémicos o exigiendo una
contribución de estabilidad financiera basada en el tamaño de los
pasivos de la institución". Además, insiste en la necesidad de
supervisar y tener capacidad de resolución sobre las instituciones
financieras transfronterizas.

El FMI admite que excluir la posibilidad de la intervención pública
no es ni creíble ni tampoco socialmente deseable, por eso señala que
el esfuerzo de la reforma es "reducir la probabilidad" de que los
grandes bancos se encuentren en una situación de dificultad. Como
medida estructural, cita Gaston Gelos que se restrinja el tamaño y las
actividades de los bancos, aunque admite que no puede ser del todo
efectivo y puede tener efectos en la economía.

Para recuperar el coste de la intervención en el contribuyente, se
muestra favorable a que se imponga a los bancos un impuesto de
estabilidad financiera. Los expertos creen que el riesgo de que una
crisis se propague "pudo haber aumentado debido a las reformas
específicas de cada país". Por se reitera su llamada a la
coordinación internacional, "crucial para evitar nuevas distorsiones
y efectos de contagio de un país a otro".
Inversión en los emergentes

El FMI publica, en paralelo al análisis financiero, un estudio sobre
la evolución de la inversión en los mercados emergentes y los efectos
de un cambio en las condiciones financieras mundiales. En este sentido,
advierte de que "la mayor participación extranjera en los mercado
locales puede generar nueva inestabilidad", porque el efecto rebaño
de los inversores, que copian los unos a los otros los movimientos.

Sí considera que gracias a que estos países reforzaron sus sistemas
financieros durante los últimos 15 años, eso permitirá reducir la
sensibilidad de sus activos frente a cambios externos. Para reducir los
efectos y los costes potenciales, recomienda que se amplíe la base de
inversores locales y que se vigile el tamaño de la participación
directa de los inversores extranjeros.

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